miércoles, 9 de diciembre de 2009

Carlos

    Nuevamente sentí su mano tocando mi hombro, sus brazos rodeándome y su voz susurrando un "adiós"; sentí su calor por última vez...
    Definir el sentimiento no es fácil, pasaron un par de años desde que lo conocí para realmente conocerlo. Sus ojos decían muchas cosas de él, muchas de ellas aun desconozco, nunca las descubriré. Mis días eran más alegres cuando estaba cerca de él y la plática no paraba ni aunque sonara la campana. Lo tuve conmigo mucho tiempo y él me tuvo para sí, el mismo. Nunca hubo nada más que un sentimiento platónico, mi mejor amigo y lo mejor de mis sueños, la realidad que disfrutaba todos los días y las esperanzas que afloraban en las noches.
    Un día no estaba, un día no lo vi y ya todos preguntaban por él. Me dijeron que estaba enfermo y pasaron meses; mi corazón y mis deseos a las estrellas, estaban con él. Lo busqué muchas veces, nunca perdí las esperanzas.
    Lo vi otra vez; sus ojos aún misteriosos estaban diferentes, habían perdido ese brillo tan de ellos. Nunca preví lo que sucedería luego, lo quise mucho...
    El primer día del 2004 él se fue, me dejó con lágrimas en el rostro; aun siendo tan pequeña sentí el golpe y me dolió en el alma, lo recuerdo hasta hoy, recuerdo el sentimiento. Él se fue pero dejó lo que fue en mi vida, sólo él.

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